sábado, 2 de diciembre de 2017

2-12-2017 Composición fotografíca



     Composición fotográfica

Sólo existen dos elementos que marcan la diferencia entre una buena fotografía y otra que no lo es, y son la composición y la luz. Si los dominamos haremos buenas fotos.
 Pero sólo los que las conocen y dominan a la perfección saben cuándo romperlas y obtener un buen resultado.

1.El punto de interés
En muchas ocasiones, el punto de interés es fácil de localizar. Pero en otras ocasiones no es tan evidente, y si no lo vemos habrá que buscarlo o crearlo.
El punto de interés acentuarlo y evitar otros puntos
Existen varias formas de lograrlo, encuadrar el motivo desde un ángulo que lo aísle de otros elementos o emplear distancias focales y aberturas de diafragma que nos permitan difuminar el entorno. También podemos aprovechar contrastes de color o tono que resalten nuestro motivo.
Cuantos más motivos incluyamos en la imagen, más cuidadosos deberemos ser a la hora de componer. Los elementos deben llevar al espectador al centro de interés y desde allí inducirlo a explorar los elementos secundarios.

 2.El ángulo de toma
Con el ángulo de toma decidimos donde colocar los elementos dentro del encuadre, a veces se consigue moviendo unos metros
 Moverse alrededor del motivo para examinar los ángulos y los puntos de vista posibles y analizar como resultan con nuestro motivo es una de las mejores recetas para obtener buenas fotos.
Buscar ángulos diferentes a los usuales a ras de suelo o elevados

3.Formatos horizontal y vertical
El formato horizontal: es más cómodo, se adapta mejor a la visión humana y es más natural. Con motivos alargados, como edificios, árboles o la figura humana, usar vertical que es más fácil incluir primer plano que de profundidad.

4.Llenar el encuadre
Da fuerza a la imagen, y dejar “aire”, no acerca la imagen al borde.

5.Llenar el encuadre
Creo recordar que hay un dicho entre los fotógrafos que reza algo así como “si la fotografía no es buena es que no estabas lo bastante cerca”.
  
6.Colocación del sujeto
 No colocar el sujeto en el centro, pues dan sensación de estatismo Desde el momento en que hay espacio alrededor y aburriendo.
Normalmente, los motivos en movimiento se colocan entrando en el encuadre, con la mayor cantidad de aire en el sentido de su dirección, aunque pueden existir razones que nos hagan colocarlo de forma distinta.
Los objetos inanimados y estáticos suelen tener direcciones definidas por sus líneas y sus formas que nos indicarán en qué lugar del encuadre debemos colocarlo.

7.El objetivo usado
La aparición de los objetivos zoom nos lleva a acercar o alejar sin movernos. La distancia focal nos muestra otra    forma de ver las cosas por eso es bueno para componer.
Con los objetivos angulares debemos acercarnos más al sujeto si queremos llenar el encuadre. Los objetos próximos parecen más grandes, y los lejanos se ven más pequeños. Hay una gran sensación de profundidad en las imágenes que parece introducir al espectador en la escena, especialmente si hay objetos a ambos lados del encuadre que sugieran que la escena continúa.

Utilizando una distancia focal de 13mm. en APS-C  la imagen del primer barco aparece enorme, mientras que los barcos siguientes, a pesar de estar cerca, van reduciendo su tamaño proporcionando una sensación de distancia a la imagen.
Con los teleobjetivos nos acercamos del sujeto para llenar el encuadre, por tanto, la percepción subjetiva del espectador es diferente: observa la escena desde cierta distancia. El ángulo de visión se estrecha, las distancias parecen esfumarse y los planos se comprimen, con lo cual sujetos que están alejados parece que se superponen. La distorsión de líneas desaparece o casi, y predominan las verticales y horizontales sobre las diagonales. La profundidad de campo se reduce y permite lograr fondos difuminados.
Observa como disparando con una distancia focal de 190mm. en APS- C sucede lo contrario que en el caso anterior: el espacio de comprime y, debido a la menor profundidad de campo, el fondo aparece difuminado, así como las hojas más cercanas.

8.Dividir el encuadre
 Para lograr la armonía en sus obras.
La proporción aurea, inventada por los griegos, y que se puede expresar mediante la fórmula matemática a+b/a = a/b donde a es el lado más largo y b el lado más corto, nos da un rectángulo cuyas proporciones resultan particularmente armoniosas para la percepción humana, y son muy parecidas al formato de 35mm.
Al sacar una fotografía, los elementos retratados también dividen el encuadre. Normalmente, el fotógrafo compondrá esas divisiones de forma intuitiva, sin recurrir a cálculos geométricos, pero existen reglas que nos pueden ayudar a realizar esas divisiones rápidamente: la regla de los tercios, la espiral áurea y la sección áurea, además de formas como la “V”, la “S” y la “L”.
Cualquier motivo que fotografiemos producirá divisiones en el encuadre, el fotógrafo debe componer la imagen para que estas divisiones resulten armoniosas.

9.La regla de los tercios
La regla de los tercios es quizá la regla de composición que primero aprenden los aficionados: es fácil de recordar, y eficaz en muchos casos. No obstante, no debemos olvidar que las reglas de composición no son dogmas de fe, y existen situaciones en las cuales podemos y debemos ignorarlas para lograr imágenes impactantes, pero sólo conociéndolas y dominándolas sabremos cuándo y cómo transgredirlas.
La regla de los tercios divide el encuadre en 9 partes por medio de 2 líneas horizontales y 2 verticales. Los puntos en los cuales se cruzan las líneas se consideran los puntos “calientes” de la composición, es decir, los más fuertes, el lugar donde deberíamos colocar el centro de interés. Las líneas sirven de guía para descentrar motivos tanto horizontales, por ejemplo la línea del horizonte, como verticales, por ejemplo una figura humana o un árbol.
Observa como los elementos de esta imagen se distribuyen siguiendo la regla de los tercios: La salida del agua está situada sobre uno de los cruces de líneas, uno de los cuatro puntos "calientes" de la regla, representados con un círculo amarillo. por su parte, la barandilla se encuentra sobre la división superior.
La decisión de colocar el horizonte en el tercio superior o inferior del encuadre depende de la imagen: ¿el cielo es interesante por la forma de sus nubes o sus colores? ¿es liso y no aporta nada? Lo mismo cabe preguntarse del primer término de la imagen. En ocasiones puede que las dos opciones proporcionen instantáneas interesantes.
Muchas cámaras presentan en su pantalla TFT la división de la regla de los tercios para facilitar la composición.

10 La sección y la espiral áureas
Además de la regla de los tercios existen otras formas de dividir el encuadre que se adaptan muy bien a determinados motivos y proporcionan imágenes muy dinámicas.
La sección áurea divide el rectángulo áureo en tres triángulos. Funciona muy bien cuando el motivo posee líneas paralelas, que se compondrán siguiendo la dirección de las líneas de la sección áurea.
  
11.La espiral y la sección áureas.
La espiral áurea forma una espiral infinita dentro del rectángulo áureo. Para aplicar esta división buscaremos motivos sencillos con curvas en los que deberemos buscar el ángulo adecuado que se aproxime a las formas de la espiral áurea.
Para fotografiar esta foca gris disecada en un museo, el fotógrafo se movió alrededor hasta que descubrió un ángulo desde el cual el cuerpo del animal dividía el encuadre aproximándose mucho a las líneas de la espiral áurea.

12.Encuadrándo desde este ángulo, el perfil de las Islas Cíes también sigue las líneas de la espiral áurea.
En este caso, se compuso la imagen de forma que la barandilla dividiera la imagen siguendo la sección áurea.

13.Las formas
A la hora de componer y dividir el encuadre, podemos buscar formas que añadan interés a la composición.
La “S” es una de las formas más eficaces, ya que tiene la capacidad de dirigir el ojo hacia el centro de la imagen. La forma de “L” se adapta tanto al formato horizontal como al vertical y se obtiene a partir de la regla de los tercios. La forma de “V” particularmente si la descentramos en el encuadre, también proporciona imágenes muy interesantes.

Las flores de estos rabos de zorro dividen el encuadre formando una "V" invertida.
En este caso es la carretera la que divide la imagen formando una "S".
En este sencillo bodegón, el fotógrafo organizó los objetos siguiendo la forma de una "L".

13.Reconocer las pautas
Podemos encontrar motivos con un patrón repetitivo. Estos diseños dotan de una gran fuerza gráfica a la imagen. Puede tratarse de repeticiones de figuras, colores, líneas y formas y son muy abundantes, tanto en la naturaleza: líneas de árboles, surcos arados, ondulaciones en la arena, formas vegetales, etc; como en entornos humanos: formas arquitectónicas, elementos ordenados como botellas, vestidos, etc.
Estos diseños atraen poderosamente la atención del observador, por lo que constituyen eficaces elementos fotográficos. El mejor tratamiento para este tipo de imágenes suele ser llenar el encuadre con el patrón repetitivo, de esta forma la imagen tendrá más fuerza, ya que al no existir un límite aparente en el diseño, el observador tendrá la sensación de que éste se extiende más allá de los bordes de la imagen.

14.Líneas conductoras
Las líneas son, con mucha frecuencia, la base de la composición fotográfica. Las líneas no siempre son evidentes para el ojo inexperto, por ejemplo, en esta imagen de la capilla, lo que vemos es una calle que nos dirige al pequeño templo; pero si entrecerramos los ojos veremos que hay dos líneas oblicuas, que forman el límite de la calle, que dirigen nuestra mirada a la capilla. Lo mismo sucede con la Torre de Hércules, las líneas ondulantes del camino llevan al observador hasta la torre.
Las líneas pueden dirigir la mirada hacia el centro de la imagen, hacia los elementos secundarios, generar movimiento, añadir perspectiva, proporcionar equilibrio o tensión. Pueden ser rectas, horizontales, verticales, diagonales o líneas curvas que recorren todo o parte del encuadre.
Las líneas también pueden no verse, como en el caso particular de las líneas visuales. Si hay rostros humanos en una foto nuestra mirada se dirigirá instintivamente hacia sus ojos que, si no están mirando directamente al objetivo, indicarán una dirección hacia otro punto del encuadre que dirigirá la mirada del observador.
En este caso son las líneas de la pasarela y de los rayos de sol entre la niebla las que dictan la pauta que seguirá el observador para recorrer la imagen.
Las líneas son, por tanto, una poderosa herramienta de composición que nos permiten dirigir la mirada del observador según nuestros intereses.

15.Marcos
Enmarcar el motivo es una técnica de composición que casi siempre da buen resultado. Los marcos centran la mirada del espectador en el tema de la imagen, como en la foto del barco pesquero o en la del Parque del Retiro. Además, los marcos ayudan a proporcionar sensación de profundidad y tridimensionalidad y a ocultar elementos que no nos interesan.
Los marcos están por todas partes, tanto naturales como creados por el hombre, y, a no ser que nos encontremos en un paraje desolado, enmarcar una imagen sólo suele ser cuestión de desplazarse unos metros para colocarse detrás de unas ramas, un macizo de flores, o una estructura arquitectónica.
Pero además existe otro motivo psicológico para el éxito de los marcos. Introducen al espectador en la imágen pero de una forma especial, no contempla directamente la escena, sino como si la espiara furtivamente detrás del elemento empleado como marco.
Los marcos pueden situarse en cualquier parte del encuadre, también por debajo.

16.Añadir profundidad
Las fotografías son representaciones bidimensionales de un mundo tridimensional. Existen varios mecanismos para transmitir esa sensación de tridimensionalidad al papel o la pantalla del ordenador.
El uso de objetivos gran angular facilita la expresión de la profundidad en la imagen, ya que tienden a expandir el horizonte y proporcionan una acentuada sensación de perspectiva al agrandar los elementos próximos y reducir

el tamaño de los lejanos como vimos en la imagen de los barcos a punto de ser reparados o en la foto de los Ferrari. Por su parte, los teleobjetivos comprimen el espacio y aplanan la perspectiva, por lo que producen el efecto contrario, como vimos en esta foto del parque.
Al incluir en la composición un primer término, como en esta imagen del banco, una zona media y un fondo lograremos transmitir la sensación de espacio y profundidad. Normalmente, el primer término introducirá al espectador en la escena y lo llevará hacia un punto central de la imagen.

Esta foto con un teleobjetivo corto de 70mm. en APS-C  a pesar de ello, la sensación de profundidad se consigue al introducir las ramas de los pinos en primer término, que enmarcan la imagen por la derecha, y un fondo pálido y difuso que parece alejarse.
Utilizando con precisión el enfoque y la profundidad de campo con ayuda del diafragma también podemos sugerir sensación tridimensional. Si mantenemos el motivo enfocado y desenfocamos con una abertura grande de diafragma el fondo y/o el primer término lograremos inducir profundidad a la imagen.
En los paisajes, la neblina difumina y hace palidecer a los objetos y crea sensación de espacio, ya que estos parecen alejarse. Si incluimos en primer término nítido y brillante el efecto será más evidente.
En este paisaje fotografiado con un objetivo de 190mm. en formato completo, la neblina que envuelve a la parte superior de la imagen proporciona sensación de tridimensionalidad.

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