Composición fotográfica
Sólo existen
dos elementos que marcan la diferencia entre una buena fotografía y otra que no
lo es, y son la composición y la luz. Si los dominamos haremos buenas fotos.
Pero sólo los que las conocen y dominan a la
perfección saben cuándo romperlas y obtener un buen resultado.
1.El punto de interés
En muchas
ocasiones, el punto de interés es fácil de localizar. Pero en otras ocasiones
no es tan evidente, y si no lo vemos habrá que buscarlo o crearlo.
El punto de
interés acentuarlo y evitar otros puntos
Existen varias
formas de lograrlo, encuadrar el motivo desde un ángulo que lo aísle de otros
elementos o emplear distancias focales y aberturas de diafragma que nos
permitan difuminar el entorno. También podemos aprovechar contrastes de color o
tono que resalten nuestro motivo.
Cuantos más
motivos incluyamos en la imagen, más cuidadosos deberemos ser a la hora de
componer. Los elementos deben llevar al espectador al centro de interés y desde
allí inducirlo a explorar los elementos secundarios.
2.El ángulo de toma
Con el
ángulo de toma decidimos donde colocar los elementos dentro del encuadre, a
veces se consigue moviendo unos metros
Moverse alrededor del motivo para examinar los
ángulos y los puntos de vista posibles y analizar como resultan con nuestro
motivo es una de las mejores recetas para obtener buenas fotos.
Buscar
ángulos diferentes a los usuales a ras de suelo o elevados
3.Formatos horizontal y vertical
El formato
horizontal: es más cómodo, se adapta mejor a la visión humana y es más natural.
Con motivos alargados, como edificios, árboles o la figura humana, usar
vertical que es más fácil incluir primer plano que de profundidad.
4.Llenar el encuadre
Da fuerza a
la imagen, y dejar “aire”, no acerca la imagen al borde.
5.Llenar el encuadre
Creo
recordar que hay un dicho entre los fotógrafos que reza algo así como “si la
fotografía no es buena es que no estabas lo bastante cerca”.
6.Colocación del sujeto
No colocar el sujeto en el centro, pues dan sensación
de estatismo Desde el momento en que hay espacio alrededor y aburriendo.
Normalmente,
los motivos en movimiento se colocan entrando en el encuadre, con la mayor
cantidad de aire en el sentido de su dirección, aunque pueden existir razones
que nos hagan colocarlo de forma distinta.
Los objetos
inanimados y estáticos suelen tener direcciones definidas por sus líneas y sus
formas que nos indicarán en qué lugar del encuadre debemos colocarlo.
7.El objetivo usado
La aparición
de los objetivos zoom nos lleva a acercar o alejar sin movernos. La distancia
focal nos muestra otra forma de ver las
cosas por eso es bueno para componer.
Con los
objetivos angulares debemos acercarnos más al sujeto si queremos llenar el
encuadre. Los objetos próximos parecen más grandes, y los lejanos se ven más
pequeños. Hay una gran sensación de profundidad en las imágenes que parece
introducir al espectador en la escena, especialmente si hay objetos a ambos
lados del encuadre que sugieran que la escena continúa.
Utilizando
una distancia focal de 13mm. en APS-C la
imagen del primer barco aparece enorme, mientras que los barcos siguientes, a
pesar de estar cerca, van reduciendo su tamaño proporcionando una sensación de
distancia a la imagen.
Con los
teleobjetivos nos acercamos del sujeto para llenar el encuadre, por tanto, la
percepción subjetiva del espectador es diferente: observa la escena desde
cierta distancia. El ángulo de visión se estrecha, las distancias parecen
esfumarse y los planos se comprimen, con lo cual sujetos que están alejados parece
que se superponen. La distorsión de líneas desaparece o casi, y predominan las
verticales y horizontales sobre las diagonales. La profundidad de campo se
reduce y permite lograr fondos difuminados.
Observa como
disparando con una distancia focal de 190mm. en APS- C sucede lo contrario que
en el caso anterior: el espacio de comprime y, debido a la menor profundidad de
campo, el fondo aparece difuminado, así como las hojas más cercanas.
8.Dividir el encuadre
Para lograr la armonía en sus obras.
La
proporción aurea, inventada por los griegos, y que se puede expresar mediante
la fórmula matemática a+b/a = a/b donde a es el lado más largo y b el lado más
corto, nos da un rectángulo cuyas proporciones resultan particularmente armoniosas
para la percepción humana, y son muy parecidas al formato de 35mm.
Al sacar una
fotografía, los elementos retratados también dividen el encuadre. Normalmente,
el fotógrafo compondrá esas divisiones de forma intuitiva, sin recurrir a
cálculos geométricos, pero existen reglas que nos pueden ayudar a realizar esas
divisiones rápidamente: la regla de los tercios, la espiral áurea y la sección
áurea, además de formas como la “V”, la “S” y la “L”.
Cualquier
motivo que fotografiemos producirá divisiones en el encuadre, el fotógrafo debe
componer la imagen para que estas divisiones resulten armoniosas.
9.La regla de los tercios
La regla de
los tercios es quizá la regla de composición que primero aprenden los
aficionados: es fácil de recordar, y eficaz en muchos casos. No obstante, no
debemos olvidar que las reglas de composición no son dogmas de fe, y existen
situaciones en las cuales podemos y debemos ignorarlas para lograr imágenes
impactantes, pero sólo conociéndolas y dominándolas sabremos cuándo y cómo transgredirlas.
La regla de
los tercios divide el encuadre en 9 partes por medio de 2 líneas horizontales y
2 verticales. Los puntos en los cuales se cruzan las líneas se consideran los
puntos “calientes” de la composición, es decir, los más fuertes, el lugar donde
deberíamos colocar el centro de interés. Las líneas sirven de guía para
descentrar motivos tanto horizontales, por ejemplo la línea del horizonte, como
verticales, por ejemplo una figura humana o un árbol.
Observa como
los elementos de esta imagen se distribuyen siguiendo la regla de los tercios:
La salida del agua está situada sobre uno de los cruces de líneas, uno de los
cuatro puntos "calientes" de la regla, representados con un círculo
amarillo. por su parte, la barandilla se encuentra sobre la división superior.
La decisión
de colocar el horizonte en el tercio superior o inferior del encuadre depende
de la imagen: ¿el cielo es interesante por la forma de sus nubes o sus colores?
¿es liso y no aporta nada? Lo mismo cabe preguntarse del primer término de la
imagen. En ocasiones puede que las dos opciones proporcionen instantáneas
interesantes.
Muchas
cámaras presentan en su pantalla TFT la división de la regla de los tercios
para facilitar la composición.
10 La sección y la espiral áureas
Además de la
regla de los tercios existen otras formas de dividir el encuadre que se adaptan
muy bien a determinados motivos y proporcionan imágenes muy dinámicas.
La sección
áurea divide el rectángulo áureo en tres triángulos. Funciona muy bien cuando
el motivo posee líneas paralelas, que se compondrán siguiendo la dirección de
las líneas de la sección áurea.
11.La espiral y la sección áureas.
La espiral
áurea forma una espiral infinita dentro del rectángulo áureo. Para aplicar esta
división buscaremos motivos sencillos con curvas en los que deberemos buscar el
ángulo adecuado que se aproxime a las formas de la espiral áurea.
Para
fotografiar esta foca gris disecada en un museo, el fotógrafo se movió
alrededor hasta que descubrió un ángulo desde el cual el cuerpo del animal
dividía el encuadre aproximándose mucho a las líneas de la espiral áurea.
12.Encuadrándo desde este ángulo, el perfil de las
Islas Cíes también sigue las líneas de la espiral áurea.
En este
caso, se compuso la imagen de forma que la barandilla dividiera la imagen
siguendo la sección áurea.
13.Las formas
A la hora de
componer y dividir el encuadre, podemos buscar formas que añadan interés a la
composición.
La “S” es
una de las formas más eficaces, ya que tiene la capacidad de dirigir el ojo hacia
el centro de la imagen. La forma de “L” se adapta tanto al formato horizontal
como al vertical y se obtiene a partir de la regla de los tercios. La forma de
“V” particularmente si la descentramos en el encuadre, también proporciona
imágenes muy interesantes.
Las flores
de estos rabos de zorro dividen el encuadre formando una "V"
invertida.
En este caso
es la carretera la que divide la imagen formando una "S".
En este
sencillo bodegón, el fotógrafo organizó los objetos siguiendo la forma de una
"L".
13.Reconocer las pautas
Podemos
encontrar motivos con un patrón repetitivo. Estos diseños dotan de una gran
fuerza gráfica a la imagen. Puede tratarse de repeticiones de figuras, colores,
líneas y formas y son muy abundantes, tanto en la naturaleza: líneas de
árboles, surcos arados, ondulaciones en la arena, formas vegetales, etc; como
en entornos humanos: formas arquitectónicas, elementos ordenados como botellas,
vestidos, etc.
Estos
diseños atraen poderosamente la atención del observador, por lo que constituyen
eficaces elementos fotográficos. El mejor tratamiento para este tipo de
imágenes suele ser llenar el encuadre con el patrón repetitivo, de esta forma
la imagen tendrá más fuerza, ya que al no existir un límite aparente en el
diseño, el observador tendrá la sensación de que éste se extiende más allá de
los bordes de la imagen.
14.Líneas conductoras
Las líneas
son, con mucha frecuencia, la base de la composición fotográfica. Las líneas no
siempre son evidentes para el ojo inexperto, por ejemplo, en esta imagen
de la capilla, lo que vemos es una calle que nos dirige al pequeño templo; pero
si entrecerramos los ojos veremos que hay dos líneas oblicuas, que forman el
límite de la calle, que dirigen nuestra mirada a la capilla. Lo mismo sucede
con la Torre de Hércules, las líneas ondulantes del camino llevan al
observador hasta la torre.
Las líneas
pueden dirigir la mirada hacia el centro de la imagen, hacia los elementos
secundarios, generar movimiento, añadir perspectiva, proporcionar equilibrio o
tensión. Pueden ser rectas, horizontales, verticales, diagonales o líneas
curvas que recorren todo o parte del encuadre.
Las líneas
también pueden no verse, como en el caso particular de las líneas visuales. Si
hay rostros humanos en una foto nuestra mirada se dirigirá instintivamente
hacia sus ojos que, si no están mirando directamente al objetivo, indicarán una
dirección hacia otro punto del encuadre que dirigirá la mirada del observador.
En este caso
son las líneas de la pasarela y de los rayos de sol entre la niebla las que
dictan la pauta que seguirá el observador para recorrer la imagen.
Las líneas
son, por tanto, una poderosa herramienta de composición que nos permiten
dirigir la mirada del observador según nuestros intereses.
15.Marcos
Enmarcar el
motivo es una técnica de composición que casi siempre da buen resultado. Los
marcos centran la mirada del espectador en el tema de la imagen, como en la
foto del barco pesquero o en la del Parque del Retiro. Además,
los marcos ayudan a proporcionar sensación de profundidad y tridimensionalidad
y a ocultar elementos que no nos interesan.
Los marcos
están por todas partes, tanto naturales como creados por el hombre, y, a no ser
que nos encontremos en un paraje desolado, enmarcar una imagen sólo suele ser
cuestión de desplazarse unos metros para colocarse detrás de unas ramas, un
macizo de flores, o una estructura arquitectónica.
Pero además
existe otro motivo psicológico para el éxito de los marcos. Introducen al
espectador en la imágen pero de una forma especial, no contempla directamente
la escena, sino como si la espiara furtivamente detrás del elemento empleado
como marco.
Los marcos
pueden situarse en cualquier parte del encuadre, también por debajo.
16.Añadir profundidad
Las
fotografías son representaciones bidimensionales de un mundo tridimensional.
Existen varios mecanismos para transmitir esa sensación de tridimensionalidad
al papel o la pantalla del ordenador.
El uso de objetivos gran angular facilita la
expresión de la profundidad en la imagen, ya que tienden a expandir el
horizonte y proporcionan una acentuada sensación de perspectiva al agrandar los
elementos próximos y reducir
el tamaño de
los lejanos como vimos en la imagen de los barcos a punto de ser reparados o
en la foto de los Ferrari. Por su parte, los teleobjetivos comprimen el
espacio y aplanan la perspectiva, por lo que producen el efecto contrario, como
vimos en esta foto del parque.
Al incluir
en la composición un primer término, como en esta imagen del banco, una
zona media y un fondo lograremos transmitir la sensación de espacio y
profundidad. Normalmente, el primer término introducirá al espectador en la
escena y lo llevará hacia un punto central de la imagen.
Esta foto con
un teleobjetivo corto de 70mm. en APS-C a pesar de ello, la sensación de profundidad
se consigue al introducir las ramas de los pinos en primer término, que
enmarcan la imagen por la derecha, y un fondo pálido y difuso que parece
alejarse.
Utilizando
con precisión el enfoque y la profundidad de campo con ayuda del diafragma
también podemos sugerir sensación tridimensional. Si mantenemos el motivo
enfocado y desenfocamos con una abertura grande de diafragma el fondo y/o el
primer término lograremos inducir profundidad a la imagen.
En los
paisajes, la neblina difumina y hace palidecer a los objetos y crea sensación
de espacio, ya que estos parecen alejarse. Si incluimos en primer término
nítido y brillante el efecto será más evidente.
En este
paisaje fotografiado con un objetivo de 190mm. en formato completo, la neblina que
envuelve a la parte superior de la imagen proporciona sensación de
tridimensionalidad.
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